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Por: Psic. Manuel G. Landeros
"Quien vive temeroso, nunca será libre".
Horacio
Por: Psic. Manuel G. Landeros
"Quien vive temeroso, nunca será libre".
Horacio
Las personas tienen demasiadas dudas con respecto al proceso terapéutico, estas dudas e incertidumbres son tantas que al final se decide por no iniciar psicoterapia. Además de las dudas sobre la técnica (cómo funciona, de qué hay que hablar, qué hay que hacer y qué no, etc.) las personas se sienten inundadas de dudas personales: "¿Será esto lo mejor para mí?", "¿Podrá ayudarme el terapeuta?", "¿Y si no logro cambiar?", etc.
Los terapeutas sabemos lo difícil que es para los pacientes siquiera tomar el teléfono y hacer "la llamada" inicial. Se sienten profundamente avergonzados o angustiados desde el momento cero. Incluso muchos prefieren, gran parte del tiempo, enviar mensajes de texto o correos electrónicos para agendar una cita; es la forma tan personal lo que les angustia al tener que llamar. Así, podemos darnos cuenta, que desde el inicio las cosas se muestran bastante complejas para quien decide iniciar tratamiento psicológico.
Todas estas "resistencias" se generan en un lugar de la mente que teme ser expuesto y modificado. Imaginen ustedes lo difícil que es para la mente tener que proponerse un cambio verdadero, uno que le demandará esfuerzo, dolor interno y molestias, un cambio que busca modificar lo que yace enraizado en las profundidades del alma desde el principio de la vida. Es un trabajo laborioso, cansado y lleno de obstáculos. La mente no pondrá nada fácil tomar una decisión tan importante.
Muchas veces las personas tienen toda la intención, saben que necesitan ayuda, tienen ayuda disponible, y aún así les toma muchísimo tiempo decidirse. Dentro se inicia un debate gigante entre la comodidad y el esfuerzo, entre no saber y saber, entre quedarse así o iniciar un viaje profundo de autodescubrimiento. Las ansiedades se despiertan con mayor fuerza, la persona comienza a elaborar fantasías como: "¡Pero qué va a pensar de mí!", "De seguro se reirá de mis problemas o le daré lástima", "Quizá no deba contarle ciertas cosas", etc. Pero justamente ese es el inicio esperado en un tratamiento; sabemos los terapeutas que el rumbo de la terapia no es totalmente fluido, al contrario, el paciente se muestra confundido, dudoso, cohibido, etc. El dinero, el tiempo, las distancias, el trabajo y de más ocupaciones, toman el lugar de pretextos perfectos que detienen el impulso de tratarse psicológicamente.
Tomar la decisión de iniciar terapia es ya el comienzo de la terapia misma. El proceso terapéutico no comienza precisamente en el consultorio, sino que da inicio cuando el paciente se considera paciente y establece un vínculo mental y emocional con el terapeuta y todo lo que le representa. Toda nueva decisión es difícil, pero lo importante es dar el paso hacia adelante y hacer intentos constantes. De pronto, psicoanalizarse requiere de mucha valentía, pero nadie tomará esa decisión más que tú mismo.
Nuestra red de terapeutas te atenderá de inmediato. ¡Llámanos y agenda una primera entrevista!
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