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Por: Psic. Manuel Landeros
"El ser humano es tan culpable de seguir sus impulsos como el Nilo lo es de las inundaciones o el mar de las olas".
Por: Psic. Manuel Landeros
"El ser humano es tan culpable de seguir sus impulsos como el Nilo lo es de las inundaciones o el mar de las olas".
Marqués de Sade
Pensar en relaciones tóxicas es pensar en muchas cosas. Uno bien puede imaginar a una pareja violenta, indiferente, infiel, destructiva, pero que no se es capaz de abandonar; quizás en pocas palabras así se entiende una relación tóxica.
Cuando hablamos de algo toxico precisamente hablamos de algo que destruye, que envenena; una relación "amorosa" puede tener estas mismas características y, además, reforzar su toxicidad con una "adicción", un deseo inagotable de dicho veneno.
¿Por qué no puedes dejar algo que te hace daño?
Psicoanalíticamente no podemos dar una respuesta específica para esta pregunta; generalizar sería peligroso ya que cada mente y cada historia se han estructurado de maneras distintas. Lo que sí podemos hacer es intuir; podríamos pensar que "no poder dejar algo que nos daña" es una representación de algo interno que quizá disfruta del sufrimiento por algún motivo desconocido. Cuando algo no se desea la mente hace todo para evitarlo, entonces... ¿por qué continuar con algo que supuestamente no se desea? Bien, no se desea quizás conscientemente, pero en lo inconsciente probablemente se desea, y mucho. Incluso la mente puede gozar del sufrimiento y el dolor. Claro, esta sólo podría ser una explicación tentativa; algunas personas caen en esta situación por otros motivos: ansiedades que se despiertan al sentir que otro los deja o que algo termina, la intolerancia al fin, a la despedida, a la pérdida; estados depresivos o de otro tipo de padecimientos mentales que transforman los vínculos en lazos destructivos, etc.
Cuando el amor deja de ser amor
Quizás hayas escuchado o dicho alguna vez algo como: "No puedo terminar porque lo/la amo", "No podría vivir sin él/ella", "No sé cómo vivir sin esa persona", etc. Aquí podemos percatarnos de que ninguna de esas frases tienen que ver con un amor maduro, aterrizado y realista, sino con uno más caprichoso, instintivo, infantil, es decir, aferrarse al sufrimiento por simple capricho o berrinche y carecer de la capacidad de decir "adiós" es una actitud propia de la infancia. Vale la pena reflexionarlo; encontrarás seguramente actitudes en los niños que se asemejan a estos vínculos de adultos en las relaciones tóxicas.
¡Psicoanalízate!
Para poder entender y después poder hacer cambios será necesario recostarse en un diván y ponerse a pensar, poner a trabajar la mente. El psicoanálisis puede ayudarte a descubrirte, a significar cosas, a abrir tu panorama, a entenderte y a poder cambiar.
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