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Por Mauricio Ortega
Si me hablan de un sueño creerán que ese sueño se formó por mera casualidad una noche anterior debido a que en el transcurso de ese día “habré visto o escuchado algo” que les hizo soñar aquello. Creen que el haber llegado 10 minutos tarde a la sesión coincide con un breve olvido de la misma, ocasionado por una accidental distracción motivada por un casual estímulo que llamó su atención. Creen que un lapsus linguae o una idea extraña en la sesión irrumpió en ellos por casualidad. Las personas que se posicionan desde el Gūzen realmente consideran que su identidad (preferencias, orientaciones o rasgos de personalidad), su historia, su sufrimiento, lo bueno y malo en su vida, su trabajo y sus relaciones interpersonales son el resultado de una mera lotería probabilística, tienen una vida llena de sucesos carentes de significado y parecen considerar que no tendría sentido buscarles alguno.
Por Mauricio Ortega
La cultura japonesa es una de las más ricas, prolíferas y llena de ideas filosóficas profundas en el mundo. Me parece que se podrían hacer ilaciones interesantes entre esas nociones filosóficas y el trabajo como analistas que hacemos en el consultorio. Desarrollaré entonces una muy personal visión en la que relaciono la palabra “Hitsuzen”/必然 (que será abordada como un concepto) con el trabajo psicoanalítico.
Antes de desarrollar mi personal concepción del Hitsuzen directamente hablaré de otras dos palabras también abordadas como concepciones: el “Gūzen”/ 偶然 que podría definirse como “accidental o casual” y el “Unmei”/運命 que hace referencia al “destino”.
Adelantaré que, para mí, las tres concepciones hacen referencia a la forma que tenemos de posicionarnos frente a los sucesos y experiencias de la vida, así como la forma que tenemos de comprenderlas.
Cuando pienso en Gūzen se me viene a la mente aquellas sesiones en donde los pacientes realmente creen que mucho de lo que me hablan en la sesión, o incluso mucho de lo que sucede en la sesión, es causa de la casualidad, de lo accidental.
Si me hablan de un sueño creerán que ese sueño se formó por mera casualidad una noche anterior debido a que en el transcurso de ese día “habré visto o escuchado algo” que les hizo soñar aquello. Creen que el haber llegado 10 minutos tarde a la sesión coincide con un breve olvido de la misma, ocasionado por una accidental distracción motivada por un casual estímulo que llamó su atención. Creen que un lapsus linguae o una idea extraña en la sesión irrumpió en ellos por casualidad. Las personas que se posicionan desde el Gūzen realmente consideran que su identidad (preferencias, orientaciones o rasgos de personalidad), su historia, su sufrimiento, lo bueno y malo en su vida, su trabajo y sus relaciones interpersonales son el resultado de una mera lotería probabilística, tienen una vida llena de sucesos carentes de significado y parecen considerar que no tendría sentido buscarles alguno.
Contrariamente al Gūzen me parece que se encuentra el Unmei. Con ello pienso en la popular leyenda oriental (Unmei no akai ito) que básicamente dice que todos nacemos con un hilo rojo invisible atado nuestro meñique que nos une con una persona especial con la que estamos destinados a encontrarnos y que no importa lo que pase, nuestro lazo (el hilo rojo) nunca se romperá. Con ello puedo pensar entonces en una mujer, con un dolor psíquico muy grande, viene conmigo debido a su proceso de divorcio, en las asociaciones puedo ver que ella llegó a conocer a un hombre de quien estaba segura que “Dios se lo había puesto” y como Dios se lo había puesto pues era el “destino” de ambos estar siempre juntos.
Muchas veces para ellos el significado a los sucesos de la vida se pueden encontrar en la Biblia, en los horóscopos o en los oráculos, si es que no les pasa que, como todo es parte de ese “destino” el significado está fuera de su comprensión mortal y no vale la pena intentar comprenderlo: “por algo pasan las cosas", frente al destino -para bien o para mal- no hay mucho que hacer.
Estas personas, posicionadas desde el Unmei, tienen la certeza de que es el destino el que mueve los hilos de su vida y hasta de sus decisiones, todo está enmarcado dentro de un “plan mayor”.
Muchas veces para ellos el significado a los sucesos de la vida se pueden encontrar en la Biblia, en los horóscopos o en los oráculos, si es que no les pasa que, como todo es parte de ese “destino” el significado está fuera de su comprensión mortal y no vale la pena intentar comprenderlo: “por algo pasan las cosas", frente al destino -para bien o para mal- no hay mucho que hacer.
Tanto el Gūzen como el Unmei implican una falta de responsabilidad del sujeto frente a su vida y su persona, ambos llevan a un cómodo “lavarse las manos” de lo que han hecho hasta ahora y de los caminos que han elegido recorrer. La posibilidad de pensar y pensar-se (entiéndase desde las ideas de Bion) está saboteada desde un inicio. Las personas que viven dentro de estos dos “registros”-si el lector me permite “jugar” a la Winnicott con una propuesta Lacaniana- no podrán darse cuenta de que realmente sí hay una razón de ser de todas las eventualidades en su vida, y que esa razón de ser tiene que ver con ellos de forma directa sin importar que no puedan dar cuenta de ello.
No se dan cuenta que todo lo bueno y malo de su vida, en sus identidades y decisiones son resultado de un “Inevitable” que puede ser pensado y entendido.
El Hitsuzen, cuya más acertada traducción me parece ser: “Inevitable”, es diferente para mí de la idea de “Destino” pues en la segunda predominan el pensamiento mágico, infantil y a veces hasta el delirante, sin embargo creo que ambos comparten la idea implícita de un “algo” que ejerce influencia y/o control sobre nosotros, retomaré esto más adelante.
Creo que, una persona ubicada en el registro del Hitsuzen (a través del trabajo analítico) podrá darse cuenta que el hecho de haberse roto un brazo por no fijarse por dónde caminaba y caer era algo Inevitable pues en ese momento no logró entrever una culpa edípica reactivada por haber logrado un aumento. Podrá reconocer que era Inevitable que durante las primeras sesiones de análisis se presentara con una actitud obediente cuando toda su niñez fue valorada por su rol de buen estudiante. Que no fue casualidad ni destino que en una reunión eligiera acercarse a aquella persona -tal vez más adelante hasta comiencen una relación- que tenía todas las características negativas de su padre o de su madre, que de hecho era Inevitable que se acercara a esa persona justo por representar a alguna de las figuras parentales. Tal vez, que aquélla persona con trastorno narcisista de la personalidad se daría cuenta que era Inevitable que en algún momento se quedara sola sin ningún vínculo significativo y evitado por todos los demás debido a la manera en la que trataba a sus objetos.
Hitsuzen permite la entrada al pensamiento y a la puesta de sentido, me parece que está más cerca de la ley de Newton: “Con toda acción ocurre siempre una reacción…” pues en ese sentido se puede tratar de discernir un “algo” que nos llevó a elegir, a ser o a vivir.
Green dice que “el reconocimiento del inconsciente” por parte del sujeto es parte de la labor analítica. El inconsciente, el ello, las pulsiones… me parece que ahí se puede encontrar ese “algo” que mencionaba más arriba, ese “algo” que tiene cierto control e influencia sobre nosotros, Inevitable por nuestra condición de seres humanos y que nos empuja a repetir.
Ese “reconocimiento del inconsciente”, esa idea del Hitsuzen le permitirá al sujeto quitarse la venda frente a sus ojos, es en sí mismo un Insight, un cambio catastrófico, un golpe narcisista del tamaño de los postulados hechos hace no muchos años donde se manifestaba que la tierra no era el centro del universo. Paradójico también, pues el yo muchas veces se ve dominado por el ello, lo cual le puede causar al Self, al Je, esa sensación de ser dominado por algo más allá de sí, cuando la verdad es que ese algo es parte integrante de sí.
Aunque no todo está perdido porque, si recordamos al hombre narcisista que mencioné, si puede dar cuenta de su forma de relacionarse con los otros y se hace responsable de ello modificándolo y entendiendo que eso viene de una dolorosa historia infantil, será Inevitable entonces que sus vínculos mejoren, que su futuro no sea solitario y que sea sinceramente valorado por los demás.
Terminaré jugando un poco y diré, en relación al trabajo analítico: “Donde Gūzen y Unmei estaban, Hitsuzen debe advenir”.
Bibliografía
October 31, 2008, On Philosophy, Guzen and Hitsuzen: https://onphilosophy.wordpress.com/2008/10/31/guzen-and-hitsuzen/
Ilustraciones del artista Avogado6
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