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Por: Psic. Manuel Landeros
"El análisis trata de devolver al paciente su capacidad de pensar, restituyéndole confianza en su propio pensamiento".
Horacio Etchegoyen
Por: Psic. Manuel Landeros
"El análisis trata de devolver al paciente su capacidad de pensar, restituyéndole confianza en su propio pensamiento".
Horacio Etchegoyen
Una de las cosas que de pronto es motivo de cuestionamientos y dudas es el número de sesiones semanales que se establecen en una terapia de orientación psicoanalítica. Cuando se establece el encuadre, una vez concluidas las entrevistas iniciales, el psicoanalista o psicoterapeuta establece el número de sesiones que considera, según su experiencia clínica, necesarias para cada persona. Existe sorpresa cuando los pacientes escuchan "debemos trabajar dos o tres veces por semana". Regularmente uno escucha en el consultorio ciertas protestas como: "¿Podríamos vernos sólo una vez? Es que no tengo tiempo, ni dinero suficientes". Desde ese momento podemos comenzar a ver cómo la mente instala en el consultorio las primeras defensas hacia el tratamiento.
Muchos teóricos del psicoanálisis establecen ciertos parámetros técnicos que pueden tomarse en cuenta a la hora de decidir el número de sesiones. En raras ocasiones, un tratamiento psicoanalítico se llevará a cabo una vez por semana; la frecuencia de las sesiones tiene que ver con la cantidad de tiempo en espera para hacer asociaciones por parte del paciente. Regularmente, el mínimo de sesiones psicoanalíticas es de dos veces por semana, llegando a cuatro o hasta cinco veces en ocasiones especiales.
El mismo Freud atendía a sus pacientes muchas veces por semana, a veces casi todos los días, en sesiones de pronto extensas. El establecimiento de los tiempos ha ido evolucionando debido a las necesidad y a las ansiedades inconscientes que las personas traen al consultorio. Cada caso es un caso particular, pero podemos, por ejemplo, pensar que las ansiedades de separación en una persona pueden ser muy difíciles de comprender y sobrellevar; si atendemos a esta persona una vez por semana o una vez cada dos semanas, sus ansiedades de separación lesionaran la mente y las emociones de este paciente; para el analista será prácticamente imposible poder explorar e intentar comprender algo del funcionamiento psíquico en una sola sesión con tantos días de separación; no podrá ayudar a su paciente a entender lo que le pasa.
Uno piensa el tratamiento terapéutico como un tratamiento médico común; el médico recetará varias tomas del medicamento durante el día; tomarse una pastilla a la semana no proporcionaría la dosis adecuada para curarse. No hay avances cuando se reciben dosis limitadas de tratamiento, cualquiera que este sea. También sería como pensar en el ejercicio; para ver resultados es necesario esforzarse y ejercitarse todos los días o casi todos. Si bien el psicoanálisis tampoco efectúa tratamientos de siete días a la semana, pues deberá establecer una pausa necesaria, es común que una vez por semana no sea propio de un tratamiento de este tipo.
Es verdad que en ciertas ocasiones, con cierto tipo de pacientes, las sesiones pueden variar; el psicoanalista puede decidir que lo adecuado sería comenzar dos veces por semana durante un tiempo determinado y después aumentar el número de sesiones. Quizá también existan pacientes que inicien con un número elevado de sesiones, cuatro o cinco, y con el tiempo disminuirlas a tres, por ejemplo. También es común que los analistas de pronto extiendan el período de entrevistas durante varias semanas, incluso meses, viendo al paciente una vez por semana para seguir indagando sobre su situación e historia de vida; este período no cuenta como un tratamiento en forma, pero sí es parte fundamental para poder ir estructurándolo.
Así que cuando acudas a un tratamiento psicoanalítico ten en cuenta que el inicio de una terapia requiere un esfuerzo interno y externo que pone en acción los recursos mentales y emocionales necesarios para la comprensión y el progreso terapéutico. La terapia representa un cambio, son los cambios los que movilizaran los engranes para generar nuevos significados y puentes en el pensamiento y las emociones, útiles para la comprensión de las experiencias y los conflictos que te aquejan. Asistir una vez por semana es como querer curar un padecimiento fisiológico complejo con aspirinas.
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