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Por: Psic. Manuel Landeros
"El enojo es un ácido que puede hacer más daño al recipiente en el que se almacena que a cualquier cosa en la que se vierte".
Mark Twain
El enojo está presente en todos los seres humanos, es parte de la naturaleza humana sentirse inconforme, molesto o incómodo; se tienen pensamientos agresivos todo el tiempo y muchas veces se manifiesta en actos que podríamos considerar cotidianos. Pero cuando el enojo se convierte en ira entonces se puede decir que es tan grande que se escapa del control de la persona que lo padece. Y escribo padece porque se transforma en un padecimiento como tal, en un síntoma, en algo que desagrada pero que no se puede quitar sólo con respirar profundo.
Seguramente a la gran mayoría nos ha ocurrido que, en alguna situación demasiado injusta u hostil, nuestro enojo sale disparado provocando que alcemos la voz, que nuestro rostro se ponga rojo y que las venas se nos resalten. Pero, aunque es verdad que todos pasamos naturalmente por niveles de enojo enormes en ciertas situaciones, la mente logra encontrar un balance y encuentra el juicio para poder discriminar los actos que nacen del enojo.
Existen personas en las que el enojo se escapa de su control y los lleva a cometer actos impulsivos que acontecen debido a que la ira nubla el juicio por completo. Por ejemplo, algunas personas que sienten rabia con cosas insignificantes o en situaciones comunes que generalmente no causan más que una simple incomodidad, o algún tipo de persona que rompe cosas, golpea, grita e insulta, que puede también hacer mucho daño a alguien o hacerse daño a sí misma. Estos signos de rabia incontrolable son indicadores importantes para la psicología.
La ira incontrolable y los actos impulsivos de riesgo pueden indicar un trastorno mental. La patología del estado de ánimo o de la personalidad puede contener signos y síntomas en donde el enojo y la impulsividad predominen como aspectos claves para un diagnostico. Existen así trastornos específicos como el trastorno limítrofe o borderline, en donde predomina esta impulsividad que pone en riesgo a la persona y a quienes le rodean. Además de este trastorno existen muchos otros que poseen en sus criterios diagnósticos al enojo como parte importante. Para el tratamiento de este tipo de patologías se debe tener en cuentra que no solamente un medicamento eliminará los síntomas, sino que se trata, como en la mayoría de los padecimientos mentales, de un trabajo en conjunto; psiquiatras y psicoterapeutas trabajamos juntos para poder lograr un avance y una mejoría en la persona diagnosticada.
Recuerda que pedir ayuda es importante cuando las cosas se salen de control y, más importante, abrirse a recibir dicha ayuda. Contacta a un profesional.
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