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Por: Psic. Manuel Landeros
"No todo depende de los deseos, pero, aun así, soy de los que han decidido intentar llevar a cabo sus deseos".
Sigmund Freud
¿Es el psicoanálisis sólo una teoría sobre sexo? ¿El psicoanalista sólo me preguntará sobre mi vida sexual? ¿Tengo que hablar sobre fantasías y sueños eróticos? ¿Lo relaciona el psicoanálisis todo con el sexo? Estas y muchas otras preguntas más han surgido a lo largo de los años estigmatizando a la teoría psicoanalítica profundamente. En este breve texto intentaremos explicar los motivos que han llevado a esta situación y sobre qué verdades se sostienen dichos motivos.
La teoría sexual de Freud
Sigmund Freud construyó su teoría psicoanalítica sobre un pilar importantísimo que denominó: teoría de la sexualidad infantil. Se dio cuenta de que en la mente humana los síntomas se originaban por un conflicto interno, un conflicto de partes no tan adultas de la mente, de partes más primarias que se oponían unas con otras y luchaban por triunfar sobre otras más apegadas a la cultura y al entorno social organizado moral y éticamente. Descubrió que todas estas partes se encuentran desalojadas de la consciencia por motivos que describió con el tiempo; ciertos deseos internos inconscientes fueron, en algún momento, conscientes; ese momento fue la infancia.
Freud descubrió que, cuando sus pacientes le contaban sus traumas, había algo que de pronto traía recuerdos sexuales de la infancia. Sin detenerse aquí, definió su teoría como una teoría sexual inconsciente. Para Freud lo sexual tomó entonces otro matiz, pues no pensaba en la sexualidad adulta, sino en una más primaria, una sexualidad no genital. A partir de las asociaciones de sus pacientes, de sus actos y de sus sueños, pudo descubrir que una parte de la mente empuja hacia la satisfacción (reducción de las tensiones) y otra, con el tiempo, empuja en contra de ésta, pues satisfacer dichos deseos costaría muy caro para la mente. De pronto se forman treguas entre dichas partes de la mente para que el ser humano pueda funcionar. Lo sexual pasa a ser entonces una forma de entender los deseos de la mente, sus mecanismos, sus construcciones y estructuras.
La terapia y la sexualidad infantil
Cuando inicias tratamiento psicoanalítico, el analista no está esperando que le hables de tu vida sexual, ni tampoco comenzará haciendo una interpretación sobre tu vida sexual, al menos no como tú la concibes. La terapia toma un clima de comprensión y paciencia; lo que el paciente debe hacer es asociar con libertad (hablar de lo que le plazca) y el analista interpretará (intentará dar significado). En ocasiones el analista no dice mucho, o no dice nada, porque quizá no entiende aún qué es lo que pasa en la mente de la persona o, si lo entiende, no cree que sea el momento indicado para comunicarlo. Hay muchas cosas que se juegan en las sesiones, pero es importante, como paciente, asociar y comunicar lo que pasa en la mente, no importa lo descabellado o penoso que esto sea.
Un psicoanalista tendrá muy presente la teoría freudiana de la sexualidad infantil, pero también tendrá muy presentes otras perspectivas psicoanalíticas que pueden ayudarle a comprender lo que le pasa a su paciente en ese preciso momento. Podría interpretar desde diversos lugares, todo con la finalidad de comprender y crear nuevos significados.
Si de pronto contaras, por ejemplo, que tu vida sexual es terrible, que no disfrutas las relaciones sexuales y que no llegas nunca al orgasmo, el analista podría pensar muchas cosas, entre ellas que quizás hay una parte de tu mente que se siente inhibida o asustada, que se niega a terminar algo o, incluso, a disfrutarlo, no precisamente se referirá al acto sexual en sí, sino a lo que significa esa escena en tu mente. Pero puedes comunicarle quizá que te muerdes las uñas constantemente y la interpretación apunte a que a un aspecto de tu mente le excita despojarse de algo, devorarlo y escupirlo. ¿Lo ves? El psicoanálisis no se queda en lo sexual adulto, en la penetración, eyaculación y orgasmos, va más allá; intenta siempre comprender de formas profundas. Lo que el analista te interpretó hoy, quizá cambie mañana; de eso se trata el psicoanálisis, pues ante algo tan complejo y cambiante como la mente, el método psicoanalítico requiere de múltiple perspectivas para poder intentar comprender.
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