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Por Manuel Landeros
Por Manuel Landeros
Lo importante es la elección moral. La maldad tiene que existir junto a la bondad para que pueda darse esa elección moral. La vida se sostiene gracias a la enconada oposición de entidades morales.
Anthony Burgess en "La naranja mecánica"
El consejo de Psicoalibre S. C. ha tenido la oportunidad de disfrutar de esta maravillosa puesta en escena que ha acontecido este 2019 en la Ciudad de México. Y es que una de las cosas que más caracteriza a Psicoanálisis Libre es el deleite que encuentra en el análisis y la apreciación de todas las formas de arte; esta no ha sido la excepción; La naranja mecánica ha despertado nuestro interés psicoanalítico y hemos decidido emitir esta breve opinión desde nuestra mirada psicológica e interpretativa.
Poster oficial
La actuación como sublimación de las pulsaciones
Sigmund Freud ya nos habló sobre la sublimación en muchas partes de su obra. Lo interesante de este mecanismo de defensa es que es considerado como uno de los más elevados, es decir, maduros y estructurados, dentro del psiquismo; las pulsaciones sexuales son desexualizadas, su meta ha cambiado y logran ser satisfechas de una forma socialmente aprobada, admirada y, lo más lindo de este mecanismo, pueden tomar formas tan bellas o estéticas que capturan al espectador.
Las actuaciones de La naranja mecánica en la Ciudad de México logran demostrarnos que el arte es la más pura representación de un trabajo creativo muy apasionante. Cada uno de los actores logra meterse en la piel de su personaje, de sus personajes, pues en la obra varios actores representan varios personajes en momentos diversos de la obra y eso es interesantísimo; cada personaje tiene una voz distinta, una mirada distinta y un pensamiento distinto; es fascinante cómo los actores logran mutar en un minuto y transformarse en nuevos personajes conforme evoluciona la trama. Esto querría decir que logran "invertir" energía intrapsiquica para crear y recrear personalidades distintas a través de la actuación; subliman.
Elenco de "La naranja mecánica" (México, 2019)
Una historia sobre el bien vs. el mal muy singular
Este clásico del cine y la literatura, creación del británico Anthony Burgess y llevada al cine por el cineasta Stanley Kubrick, relata la historia de Alex, un violento adolescente que junto a sus amigos se dedican a llevar a cabo los crímenes más atroces como abuso sexual y homicidio. Algo interesante en la trama es que la historia inicia en el bar Korova (vaca en ruso), en donde se reúnen Alex y sus amigos para beber leche con sustancias químicas que despiertan la impulsividad y la violencia. Desde la teoría de las relaciones de objeto de Melanie Klein, podemos pensar que en el psiquismo del protagonista posee un escenario en el que se recibe una leche mala, violenta que lo vuelve violento a él. Se trata de la introyección de atributos hostiles del objeto que convierten al self en un self perverso, omnipotente y controlador. Lo bueno se tuerce en malo; lo que debería ser nutricio como la leche (el pecho materno) se transforma en algo violento a causa de las proyecciones de la propia violencia de Alex y después introyectado para convertirse en una especie de antagonista superpoderoso.
Existen muchos momentos en donde se muestra la escisión entre lo bueno y lo malo. Muchas veces pareciera que esta escisión sirve para proteger lo bueno; es por ello que se intenta a toda costa separarlo de la maldad y la hostilidad, no solo por Alex sino por todos los personajes. Los mecanismos utilizados para proteger la bondad no son auténticos, podemos decir que son maniacos, impulsivos, primitivos. Alex termina siendo un ente sin voluntad al que se le ha restringido, internamente, emocionalmente, conductualmente, la posibilidad de "ser malo". De este modo podemos apreciar cómo es que la existencia del odio y la maldad no es un "error". El psicoanalista Wilfred Bion dijo que el odio, el amor y el pensamiento son necesarios para la existencia humana. Es la ausencia de ellos lo que genera la patología y el sufrimiento. El odio existe para valorar y proteger lo amado y, en cierto sentido, para poder defendernos de la hostilidad del mundo. En la trama, Alex queda imposibilitado para defenderse, para sentir una emoción compleja pero necesaria.
Es mucho lo que podríamos analizar de esta trama, pero la opinión última la tiene el espectador, es por ello que les recomendamos ampliamente esta obra de teatro ubicada en el Centro Cultural Virginia Fábregas en la Ciudad de México. Aprovechen ahora que la obra continúa en escena. Una pieza artística imperdible e ingeniosa con actuaciones de primera que logran transmitir lo que La naranja mecánica ha logrado transmitir en el cine y las letras.
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