Por: Psic. Francisco Jiménez
Vivimos en un país en el que desafortunadamente la vida cotidiana esta compuesta por varios elementos que nos generan estrés. El tráfico, la falta de oportunidades laborales, un malestar social general y la inseguridad colaboran a que nuestro día a día este lleno de sensaciones negativas y angustiantes. Estos factores, sumados a que tenemos una sistema de salud pública deficiente, han dado como resultado que el estrés y la ansiedad tengan una prevalencia del 14.3% de la población, lo que equivale a aproximadamente 19 millones de personas. Por ello, es sumamente importante conocer la sintomatología que estas patologías pueden generar, para así en un principio poder manejarlas y posteriormente atenderse de forma oportuna.
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es un sistema de alerta del organismo ante situaciones consideradas amenazantes, es decir, situaciones que nos afectan y en las que tenemos algo que ganar o que perder. El concepto de ansiedad está pues estrechamente vinculado a la percepción de amenaza y a la disposición de respuestas frente a ella. La función de la ansiedad es advertir y activar al organismo, movilizarlo, frente a situaciones de riesgo cierto o probable, quimérico o real, de forma que pueda salir airoso de ellas. Dependiendo de la naturaleza de las amenazas, o adversidades, la ansiedad nos preparará:
-para luchar, enfrentar o atacar el posible peligro o problema
-para huir del posible peligro o amenaza
-para evitar las situaciones aversivas o temidas
-para buscar apoyo, elementos de seguridad y protección
-para dotarnos de las herramientas o conocimientos que permitan sortear los riesgos y/o acceder a nuestros objetivos.
La ansiedad implica tres tipos de aspectos o componentes, estos son:
Cognitivos: anticipaciones amenazantes, evaluaciones del riesgo, pensamientos automáticos negativos, imágenes importunas, etc.
Fisiológicos: activación de diversos centros nerviosos, particularmente del sistema nervioso autónomo, que implica cambios vasculares, respiratorios, etc.
Motores y de conducta: inhibición o sobreactivación motora, comportamiento defensivo, búsqueda de seguridad, sumisión, evitación, agresividad, etc.
Es entonces, que la ansiedad funciona como un mecanismo de reacción ante situaciones estresantes. Sin embargo, hay ocasiones en que la ansiedad puede no estar provocada por un estímulo “aparente”, es decir puede que pensemos que no tenemos un preocupación real. No obstante lo síntomas se manifiestan. Cuando esto sucede se habla de que estamos ante una crisis de ansiedad.
Una crisis de ansiedad, se caracteriza por varios síntomas, sin embargo su principal característica es que inicia de forma súbita y sin motivo aparente. Los síntomas que indican una crisis de ansiedad son los siguientes y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 minutos del evento:
1. Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca
2. Sudoración
3. Temblores o sacudidas
4. Sensación de ahogo o falta de aliento
5. Sensación de atragantarse
6. Opresión o malestar torácico
7. Náuseas o molestias abdominales
8. Inestabilidad, mareo o desmayo
9. Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo)
10. Miedo a perder el control o volverse loco
11. Miedo a morir
12. Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
13. Escalofríos o sofocaciones
¿Cómo manejar las crisis?
Si se padece un cuadro de este tipo, es importante tener claro que no sucederá nada mas negativo que la mera sensación. Muchas personas suelen aumentar su ansiedad al pensar que estos síntomas son indicador de alguna otra enfermedad más grave, lo que les lleva a mantener un estado de ansiedad más prolongado.
Una técnica sencilla que puede colaborar para aminorar los síntomas y poder salir lo más pronto posible del cuadro de ansiedad es:
1. Sentarse en un lugar cómodo donde se pueda reposar la espalda.
2. Colocar las manos sobre las rodillas con las palmas hacia abajo.
3. Comenzar a palmear las rodillas siguiendo un ritmo, el que sea, puede ser en un inicio acelerado, sin embargo es importante mantener un ritmo durante al menos 10 minutos.
De esta manera, se estará estimulando a nuestro cerebro a mantenerse concentrado a pesar de los síntomas. Lo que permitirá que estos se reduzcan de forma gradual y sea más sencillo superar el cuadro de ansiedad.
Una vez superada la crisis de ansiedad, es fundamental que se busque tratamiento, pues en la mayoría de las situaciones, quien pasa por un episodio así comienza a tener temores de que se repita lo que suele impactar en su vida cotidiana. Del mismo modo, es importante mencionar que la ansiedad esta vinculada con síntomas depresivos. De ahí la gran importancia de atenderse con especialistas que le ayuden a identificar cuales podrían ser las verdaderas causas de la ansiedad y así prevenir problemas mas graves.
Psicologos con formación clínica, psicoanalistas y psiquiatras son los más adecuados para trabajar una situación de ansiedad. Es muy probable que dependiendo el caso, se requiera del apoyo de tratamiento farmacológico por un tiempo para poder superar y manejar las crisis de ansiedad. Así que si padeces una situación de ansiedad o alguien cercano a ti, es necesario que busquen atención especializada para evitar que la ansiedad impacte en su vida cotidiana.
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