--- Por Mauricio Ortega En la práctica clínica, nos encontramos con que cada uno de los pacientes con los que trabajamos padecen distintos tipos de angustia que tendrán que enfrentar, tolerar y comprender como parte natural del proceso psicoanalítico. Para Freud la angustia es, en general, un afecto desagradable, la concepción de su origen y naturaleza, sin embargo, se fue modificando a lo largo de los años. En un principio Freud veía a la angustia como resultado de una tensión libidinal que no era satisfecha, y quedando ésta como una especie de residuo acumulado, se transformaba en angustia; comparaba, por ejemplo, el jadeo y las palpitaciones de una persona angustiada con las reacciones corporales durante el acto sexual. Después de un tiempo comenzó a resaltar la relación de la angustia con la percepción de una amenaza, ya sea realista como el ser atacado por una bestia, o neurótica, en donde la amenaza proviene del interior de la psique misma (una amenaza o...