--- Por Itzayana Covarrubias Hay momentos en los que nos encontramos en un sitio, del que no podemos escapar. Es tiempo de encontrarnos de frente con un viejo conocido, el dolor. Se presentó desde que tuvimos que dejar el vientre materno, desprendernos de ese lugar confortable y seguro, para salir al mundo. Nuestra primera renuncia quizá. Ahora, en la vida adulta, de pronto las cosas no marchan como creíamos que debían ser y nos ponemos muy enojados. El Yo Ideal nos ve desde el sitio del monarca despótico con el que no existe opción al diálogo. El Ello tal vez propone fraguar la fuga y el Yo intenta hacer una tregua, aunque siendo muy honestos, la fuga parece ser el mejor camino. El monarca tiende a ser severo en casos donde ha quedado lejos ese ideal y se necesita una manera “fácil” de aliviar la culpa. Imagen del artista Eduardo Mata Icaza ¿Cómo hacer, cómo hacer? Se pregunta el Yo desde lo más profundo de su inconsciente. Y entonces se topa con eso...